Challenge
Desde el inicio de clases semipresenciales en los centros escolares del país, los alumnos se han mostrado renuentes a entregar guías de trabajo, tareas, o a trabajar ordenadamente siguiendo los lineamientos que sus maestros les dan. Esto ha causado que muchos docentes se vean desanimados o incluso frustrados por hacer que el aprendizaje de los estudiantes sea más ameno, interactivo, interesante y enriquecedor, llevándolos a hacer comentarios como: "No sé que es lo que quiere o qué piensa esta generación de alumnos". "¿Puedes creer lo que quieren ahora?" "Ah, no quieren estudiar, pero pasan pegados a su teléfono todo el día." Esta situación de frustración es generalizada en los maestros de la institución en la que trabajo, lo que cada vez lleva a que le pongan menos empeño al desarrollo de sus clases y rechacen la implementación de la tecnología educativa en los salones, escudándose en que no ayuda a que sus estudiantes cambien de actitud y que fomenta la haraganería en ellos puesto que deja a un lado la lectura comprensiva y los valores. Sin embargo, muchos docentes aceptan, aunque de manera vaga, que ellos todavía no comprenden de qué maneras pueden utilizar la tecnología educativa en las aulas y temen utilizarla pues no quieren parecer ignorantes delante de sus alumnos.